Neconus al límite.

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Estaba nervioso, corría una vez mas en busca de una presa que sabia le pondría al limite. Poco a poco se acercaba al lugar de caza, un paraje poco visitado por la mayoría de los humanos.

Dos días antes Egov1 se encontraba en Nymphtown, como otras tantas veces, realizando las habituales operaciones de comercio y reparación de artículos cuando observó a dos individuos de aspecto amenazador fuertemente pertrechados. Hablaban de una zona recóndita en New Switzerland donde los Neconus Stalker se estaban congregando en grandes cantidades. No perdió la oportunidad y en un maravilloso Spanglis entablo una corta pero fructífera conversación de la que obtuvo las coordenadas del lugar exacto para cazar.

De todos es sabido el formidable adversario que suponen los Neconus en estado Young (joven) por lo que los especímenes mas viejos deberían ser casi intratables, y ese era justo el reto que necesitaba para salir del astio en que se había convertido la caza últimamente.

Teniendo en cuenta la presa, decidió organizar un poco el material que llevaría. La armadura que estaba usando era, básicamente, una Jaguar modificada con placas de resistencia 5B, no parecía una mala opción. El botiquín no tenia discusión, su inseparable EK-2600 a falta del soñado MOD Fap.
Las armas ya eran un tema mas delicado, tan solo portaba una A-3 Justifier MK.IV y estaba claro que con ella no tendría suficiente. Miró en su almacén y recogió la Marber Bravo para acercárselos uno a uno y tras echar un vistazo a los informes técnicos del armamento disponible en subasta, hizo de tripas corazón tragándose su orgullo y compró una Limited, en concreto la Isis LR65 (L).
A la Isis le adaptó un pequeño amplificador 103 de bajo consumo y compró 30.000 balas para amenizar la tarde.

Tras los incontables imprevistos para obtener el material a un precio razonable así como los retrasos para conseguir un rato de completa paz Zen, todo parecía listo. Accionó el Teletransportador y marcó New Switzerland como destino...segundos después se encontraba en un paraje rodeado de montañas, con apenas una docena de casítas de madera que bordeaban un lago de aguas azulonas. Desde aquí todo al Sur, tres saltos Lesser Teleport hicieron falta para llegar a las inmediaciones de la zona de caza y desde allí a pie.

Parecía una tarde tranquila, de esas en que los enamorados salen de piznic y se abandonan a la despreocupación del mundo cotidiano. Pero no era así, Egov1 Misiar había llegado para sembrar muerte, la suya propia o la de sus adversarios y ni el dulce canto de las aves ni la calida brisa en sus mejillas iba a cambiar eso.

El radar marcó el primer signo de vida animal y aunque las colinas le impedían ver lo que era, solo esperaba ver a las majestuosas bestias. Tubo suerte, su corazón se aceleró al ver el primer Necuno. Un primer disparo en la distancia para que el animal se dirigiera hasta su posición y depués un efectivo uso de la Isis.
¡Dios! en su primera envestida el Necu redujo la vida de Egov1 en 102 hp, tal vez no calculó bien el riesgo. Recuperado con el botiquín retomo el ataque, los golpes que la fiera propinaba rondaban de -43 a -112 hp pero gracias a la experiencia en técnicas Evasivas, logró esquivar la mayor parte de los golpes. El combate fue titánico, la única técnica posible era la de no despistarse ni un segundo y permanecer siempre recuperado de vida a tope, arañando golpes, escupiendo sangre y maldiciendo el día en que decidió iniciar esta empresa. Finalmente la tozudez logra sus resultados, el neconu esta muerto, el cazador lo ha logrado.
El botín no ha estado mal, dieciséis peds no es global pero sale con un saldo positivo. Mas luces se iluminan en el radar, cientos de Neconus rodean a Egov1. Con la misma estrategia se suceden los combates en los que se juega el todo por el todo. Mas de una vez roza la muerte hasta el punto mismo de querer abandonarse a ella pero sus ansias de gloria prevalecen sobre el agotamiento.
Sin balas, sin enemigos cerca que lo amenacen, sin fuerzas en sus manos de tanto apretar el gatillo, es el momento de retirarse a su cueva a lamerse las heridas,de hacer balance de lo logrado y de dormir entre hermosas pesadillas en que los Neconus se reparten sus pedazos.